
Es uno de esos datos curiosos de Acción de Gracias que me encantaba repetir cuando era niño: A Ben Franklin le gustaban tanto los pavos que quería que fueran nuestra ave nacional, en lugar del águila calva. Es un dato divertido muy popular. Pero me quedé destrozado al enterarme de adulto de que este pequeño dato no es del todo cierto.
En la carta de Franklin desde París a su hija, fechada el 26 de enero de 1784:
No me disgusta por ello que la figura no se conozca como un Águila, sino que se parezca más a un Pavo. La verdad es que el pavo es, en comparación, un ave mucho más respetable, y además es un verdadero nativo de América… Es además, aunque un poco vanidoso y tonto, un ave valiente, y no dudaría en atacar a un granadero de la Guardia Británica que se atreviera a invadir el patio de su granja con un abrigo rojo.
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Así que sí, dejó flotar la idea de que un pavo podría ser un mejor pájaro para un símbolo nacional. Pero sólo en el contexto de que la gente decía que el símbolo del águila calva ya se parecía a un pavo. He never actually advocated this notion publicly or seriously.
As Smithsonian magazine points out, this little fun fact has evolved and grown more popular over the course of the last half century, aided by a 1962 New Yorker cover (pictured above) featuring the turkey in place of the bald eagle.
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So feel free to play the obnoxious pedant over Thanksgiving dinner after everybody is nice and liquored up. But make sure you yell «DEBUNKED» as you flip over the dinner table. «FACTUALLY RULES,» is also acceptable.
Images: Illustration of Ben Franklin circa 1750 via Getty; New Yorker cover via the New Yorker archive
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Matt Novak is the editor of Gizmodo’s Paleofuture blog