Callos y callosidades
Un callo (o callosidad) es una zona de la piel especialmente endurecida que se ha vuelto relativamente gruesa y dura como respuesta a un contacto o presión repetidos. En botánica, el término también se utiliza para anunciar una condición de superficies engrosadas de hojas u otras partes de la planta. Dado que se requiere un contacto repetido, los callos se encuentran con mayor frecuencia en las manos o los pies. Las callosidades no suelen ser perjudiciales, pero a veces pueden provocar otros problemas, como infecciones. Los zapatos que se ajustan bien suelen producir callosidades en los pies. Los intérpretes de instrumentos de cuerda desarrollan callosidades en los lugares donde los dedos entran en contacto con las cuerdas, pero estas callosidades suelen ser deseables, ya que ayudan a aliviar el dolor de la tensión de las cuerdas y facilitan la interpretación. Los bailarines suelen desarrollar callos en las plantas de los pies por bailar descalzos, lo que hace menos difícil realizar los giros. Los jugadores de videojuegos pueden desarrollar callos en los pulgares, especialmente si utilizan un mando con un diseño no ergonómico del D-pad. El uso frecuente de un instrumento de escritura puede provocar la aparición de un callo en el dedo corazón, comúnmente conocido como «bulto de escritor».
Callos
Los callos (también llamados clavi) son callos de piel muerta de forma especial que suelen aparecer en superficies cutáneas finas o glabras (sin pelo y lisas), especialmente en la dorsal de los dedos de los pies o de las manos. A veces pueden aparecer en las superficies más gruesas de la piel palmar o plantar. Los callos se forman cuando el punto de presión contra la piel traza una trayectoria elíptica o semielíptica, cuyo centro está en el punto de presión, ensanchándose gradualmente. Si hay una estimulación constante de los tejidos que producen los callos, incluso después de que se retire el callo o se elimine quirúrgicamente la presión, la piel puede seguir creciendo como un callo.
El nombre de callo proviene de su aspecto al microscopio. La parte dura del centro del callo se asemeja a una liebre de cebada, es decir, a un embudo con una parte superior ancha y elevada y un fondo puntiagudo. «Maíz» solía ser un término genérico para el grano, y el nombre se quedó. El nombre científico es heloma. Los callos duros se llaman heloma durum, mientras que los callos blandos se llaman heloma molle.
El lugar de aparición diferencia los callos blandos de los duros. Los callos duros se producen en las superficies secas y planas de la piel. Los callos blandos (que se encuentran frecuentemente entre los dedos de los pies adyacentes) permanecen húmedos, manteniendo la piel circundante suave. Sin embargo, el centro del callo no es blando, sino indurado.
Desarrollo
Aunque normalmente se encuentran en el pie (donde se produce la mayor presión), los callos pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo como reacción a una presión moderada y constante de «molienda». Es la reacción natural de la piel palmar o plantar.
Por ejemplo, los intérpretes de instrumentos de cuerda desarrollarán callos en sus dedos con el juego frecuente. En realidad, esto ayuda al músico, ya que la piel más gruesa protege las yemas de los dedos – el juego prolongado suele ser doloroso antes de que aparezcan las callosidades. Sin embargo, si un músico principiante toca demasiado fuerte, o con una cantidad prolongada de pizzicato con la mano izquierda (especialmente) o con la derecha, puede producirse una ampolla. Los bateristas también pueden desarrollar callos en los pies y en las manos. Los callos en los pies son más comunes en los bateristas de metal, donde se utiliza el doble bombo con más frecuencia. El uso de baquetas más antiguas también provocará callos en las palmas y los dedos de un baterista.
Las personas con juanetes pueden encontrar callos dolorosos detrás del segundo o tercer dedo del pie. Estos son causados por la presión desigual ejercida sobre los dedos más pequeños. Estos callos inducidos por la presión pueden ser muy dolorosos y a menudo no responden al recorte del callo, a los materiales blandos o a los dispositivos ortopédicos. No es el callo lo que causa el dolor, sino el grave desequilibrio en la función del pie que está pasando factura.
Los zapatos pueden producir callos al rozar la parte superior de los dedos o del pie. La irritación continuada puede provocar dolor. Estirar la zona de roce del zapato puede reducir la presión y detener el dolor, pero el callo puede permanecer. Si una uña del pie o de la mano roza la piel, pellizcándola entre las superficies durante un periodo de tiempo, puede formarse un callo en el borde de la uña. Estos son difíciles de tratar porque frecuentemente la uña es la causa principal.
A veces se produce un callo donde no hay roce o presión. Estas hiperqueratosis pueden tener diversas causas. Algunas toxinas, como el arsénico, pueden causar el engrosamiento de las palmas y las plantas de los pies. Algunas enfermedades, como la sífilis, pueden provocar el engrosamiento de las palmas de las manos y las plantas de los pies, así como hiperqueratosis puntiformes. Existe una enfermedad benigna llamada queratosis palmaris et plantaris, que produce callos en los pliegues de los dedos y en los espacios que no soportan peso de los pies. Algunas de ellas pueden estar causadas por la queratosis actínica, que se produce debido a la sobreexposición al sol, a la luna o con la edad y los cambios hormonales. El callo se encuentra a menudo en la bola del pie, pero podría estar localizado en muchos otros lugares del cuerpo.
Tratamiento
Un método común, a menudo realizado por un podólogo, es afeitar los callos hacia abajo, y tal vez acolcharlos.
Para los callos en los pies un remedio casero barato es disolver un jabón de pies en polvo compuesto de bórax, yodo y salvado en agua tibia y remojar los pies en la solución durante 15 a 20 minutos. Esto ablanda las callosidades para que las capas de piel muerta puedan frotarse con una toalla de tela. Si se repite el remojo durante varios días, a menudo se puede eliminar incluso el núcleo sin más que la fricción de la toalla de tela. Si esto falla, el uso de una piedra pómez también puede eliminar la piel.
La mayoría de los callos y callosidades localizados bajo el pie son causados por la presión de los huesos del pie contra la piel, impidiendo que se mueva con el zapato o el suelo. Aunque unos zapatos bien ajustados ayudarán a algunos de estos problemas, en ocasiones se requiere algún otro grado de intervención para librar al pie por completo del problema. El tratamiento más básico consiste en colocar una plantilla o material que reduzca la fricción en el zapato o contra el pie. En algunos casos, esto reducirá el dolor sin hacer desaparecer realmente el callo.
En muchas situaciones, se requiere un cambio en la función del pie mediante el uso de un dispositivo ortopédico. Esto reduce la fricción y la presión, permitiendo que la piel descanse y deje de formar recubrimientos cutáneos protectores.
Utilizar un cuchillo para cortarlo es peligroso porque puede dar lugar a una hemorragia del pie y a una infección.
En otras ocasiones, se necesita una corrección quirúrgica de la presión.